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martes, 12 de agosto de 2014

ENTREVISTAS DE SUTEBA POR LA ESCUELA PÚBLICA ¡GRANDE MAESTRA!

La Secretaría de Comunicaciones del SUTEBA está realizando una serie de reportajes con distintas personalidades de la cultura, la música, la política y el arte, entre otros, para conocer sus experiencias con la Escuela Pública, cómo la ven y cómo se la imaginan a futuro.En esta oportunidad, tuvimos el privilegio de hablar con la Presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto.
¿Cúal es tu relación con la escuela pública y qué recuerdos tenés de tu paso por ella?
Mi relación con la escuela pública es desde que era chiquita, que empecé la escuela primaria. Yo tengo muchos años de manera que en aquella época la escuela primaria se empezaba a los 8 años y había primero inferior, primero superior y hasta sexto grado. Yo nací acá en Buenos Airse y estábamos viviendo en ese momento en Liniers, o sea que empecé mi experiencia escolar en una escuela de Liniers. Después nos fuimos trasladando a diferentes lugares de la provincia por el empleo de mi papá, era Jefe de Correos. Asíque fui conociendo no sólo la escuela de la Capital Federal, sino las escuelas de las Provincias.
Realmente tengo todos muy buenos recuerdos. Yo era una chica estudiosa, terminé el sexto grado en la ciudad de La Plata con un boletín casi de todos 10, porque me gustaba estudiar, me gustaba cumplir, además me sentía muy bien en esa escuela a donde, por razones de mi propia personalidad, soy bien extrovertida: si había que recitar, recitaba, si había que bailar, bailaba, si tenía que disfrazarme de paisana y el pericón, también lo hacía y hacía los pizarrones de efemérides porque me gustaba dibujar. También escribía poesías y se las mostraba a mi maestra de quito grado y ella me decía "que bien, que bien" porque eran de Belgrano, de la Patria, de la Guerra porque me impactaba mucho el tema de la guerra y los niños. Se ve que alguna influencia visual me tocó que mi obsesión eran los niñitos que quedaban huérfanos. Mira vos el destino que después vengo a tener, el resto de mi vida buscando niños también víctimas.
Bueno, todos recuerdos muy lindos. Y alguien me preguntó una vez "qué maestra te quedó más", todas fueron muy buenas pero hubo una que ya no vive que era la que leía mis poesías porque ella era poetisa, Sara del Carmen Hugasi, una señorita de La Plata y siempre que puedo le rindo mi homenaje porque era la maestra: carácter, justicia y cariño. No era melosa ni nada, era justo lo que tenía que tener como condición una maestra.
 Me parece que de todo eso me nace la vocación desde chiquita de decirle a mi mamá: "Mamá yo quiero ser maestra cuando sea grande". Y empecé a ejercer un poquito esa docencia infantil porque fui catequista en la Iglesia del barrio de Tolosa, donde yo vivía. Tendría 10 u 11 años y le enseñaba a chiquitos de 8 o de 7. También a las compañeritas mías que no entendían matemáticas las traía a mi casa y las ayudaba. Siempre esa vocación de enseñar. Pude ejercer la docencia y fui muy feliz, pero fui sorprendida de que en realidad mi formación en una ciudad, con un programa de formación docente no me daba ninguna experiencia real de la realidad, valga la redundancia, que me iba a tocar vivir porque fui a una escuelita nacional, de las que se llamaron en ese entonces "Lainez", escuelas que ocupaban un lugar que otras escuelas de esa provincia no ocupaban: lugares desfavorables, muy humildes. A mi me tocó ir a una de esas escuelitas con el guardapolvo todavía de la secundaria, con el moño atrás. Y llegué a la escuela pero  no sabía atender cuatro grados conjuntos y la directora me dice "señorita, usted va a tener 3ro, 4to, 5to y 6to" y me dio a los alumnos, me metió en una habitación sin ventilación, de esas casas antiguas tipo chorizo donde el piso era de ladrillo y yo venía de la ciudad y de las escuelas donde di las prácticas en las que no faltaba nada. Entonces tuve que adaptarme, pero pude volcar todos mis amores a esa escuela, porque eran chicos muy humildes, muy buenos y esperaban tanto de la maestra. Asique éramos un poco maestras, asistentes sociales, educacionales, no había nada de eso en ese momento ahí. Pero trabajé muy bien y con mucha libertad. No existía el Ministerio sino el Consejo Nacional de Educación.
SECRETARÍA DE COMUNICACIONES    SUTEBA PROVINCIAL